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FOROS OPOSICIONES FORO Oposiciones Administrativos
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• 18/03/2017 16:50:00.
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• Registrado: marzo 2017.
::: --> Editado el dia : 18/03/2017 17:01:33
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Hace no sé cuanto tiempo que padezco acoso moral (acompañado casi siempre de acoso sexual) en la CA de Madrid donde empecé a trabajar como interina, primero como Auxiliar administrativo y después como Administrativo.
Vaya por delante que estoy diagnosticada de estrés postraumático como consecuencia de repetidas situaciones de acoso en el trabajo, el diagnóstico me lo hicieron en 2012 en un gabinete de psicólogos especializados en mobbing (I. Piñuel) tras un peritaje en el que también me midieron el CI con resultado de superdotación intelectual, algo que ya sabía, pero que ni cuento ni cuenta tampoco, solo sirve para dar problemas, sobre todo si eres mujer y la primera escala para medirte es si eres joven o vieja y como tienes el trasero y la peras. Además, también resultó que no tengo trastorno del juicio ni la percepción y ninguna estridencia ni cosa rara mental. El estrés no me impide rendir como lo que soy en un trabajo . Lo que me ha impedido rendir es el maltrato directo porque desconcentra mucho; cuando este cesa, estudiar para mí es leer, mi mecanografía se planta en 500 pulsaciones, etc, pero lamentablemente como las situaciones de mobbing han sido permanentes en las oposiciones no he dado ni el do de juanete.
El maltrato empezó en 2006 en la Dirección General de Protección Ciudadana.
Si no borran el hilo voy a dar cuenta de mis penalidades, si no puede ser aquí será en otro sitio. Sencillamente llevo casi un año de baja, voy por el enésimo acoso, tengo la salud estragada y mi paciencia terminada.
Quizá no interese mucho o sí, tengo tales nauseas por todo lo que he padecido y lo que me duele que aquí lo que voy a hacer es vomitar y espero que el contar experiencias, además de terapéutico, sirva a alguien aunque sólo sea para reírse de los personajes que pululan por la administración, sus putas prácticas y la pasividad de los sindicalistas de pro.
Como bien me dijo la psicóloga del Centro de terapia, el mobbing es difícil de demostrar, ella está cansada de intervenir como perito en juicios que se pierden incluso con pruebas aplastantes. Yo misma tengo grabaciones de jefes y compañeros que no he usado, todavía me queda el juicio suficiente como para no gastarme el parné en movidas judiciales para que el magistrado de turno se lo pase todo por el terraplén. Peeeeero nadie quita el derecho a contar y como me dijo la misma psicóloga lo único que queda para estos personajes es el escarnio público. Si ella lo dice, no sé, quizá en esta sociedad lo que queda mal no es ser un maltratador psicótico o el empanao que se deja llevar por la opinión y el ejemplo del matón del patio, quizá lo que queda peor y está peor considerado en ser una mema que no se follonea a los jefes en plan “protégeme papi que te voy a trepar la chepa” o ser mas mema todavía y no pertenecer a greys y lobis de poder de la mediocrité funcionarial organizada.
Como poco, espero que estos escritos sirvan a la gente que estudia el acoso sexual y laboral en facultades de psicología, criminología (los que orquestan con la batuta a otros para que toquen a mobbing son psicópatas) y demás estudiosos de personajes con comportamientos anormales y aberroides.
Para facilitar el que alguien lea, está bien fomentar la lectura amiguitos y amiguitas, voy a capitular en capítulos referidos a los diversos centros por los que he paseado mis carnes morenas y ya premenopáusicas (el acoso chechual creo que ha llegado a su fin, lo echaré de menos, ya no soy carne lechal), por si alguien quiere ir directo al grano y consultar el que hace referencia a ese Centro en el que estuvo o a ese jerifalte que conocen o que incluso también les dedicó su atención directa y personalizada.
CAP 1 DIRECCION GENERAL PROTECCIÓN CIUDADANA
Pues sí, era el año 2006 de la era católica, qué tiempos, qué guapos éramos con 11 años menos, ya casi ni me acuerdo de mi cara, aunque algunos y algunas ya eran viejos por entonces, Pedro Plans, el Subdirecteur, por ejemplo e Inmaculada Cerro Ventura también, le Jefa del Servicio en el que caí a saber Gestión Corporativa, señora de mi edad con aspecto de mi madre y que ya te tocaba la moral en la primera conversación telefónica que intentabas sostener con ella antes de incorporarte, marcando tendencia, cabe preguntarse a qué se dedica ahora más vetusta con las prójimas más jóvenes si con cuarenta ya no podía soportar a algunas, y eso que me veía poco, sí señores, me veía poco porque me relegaron, los dos años que trabajé al Registro de entrada/salida de documentos, cubículo temido por toda la Sección, todo el Servicio, parte de los Servicios adyacentes e incluso sospecho que por algunos bomberos. Cubículo susceptible de hincharse de papeles a la primera convocatoria de empleo temporal y sin posibilidad de desatasco porque los compañeros del servicio solo ayudaban con cuentagotas y de mala baba. En esa convocatoria para el INFOMA, ni al mes de llegar, con la aplicación de registro casi nada explicada, ya tuve el primer altercado serio de salud, lo que se conoce como síndrome del trabajador quemado; colas y colas de parroquianos y servidora despachando sin haber hecho el curso de registro, (el curso que hacían todos los del Servicio de Gestión Corporativa enseguidita de llegar y yo hice más de año y medio después, no demasiado antes de que me cesaran, o me fulminaran más bien, con improcedencia y premeditación ), pilas y pilas de solicitudes que registraba, más las que llegaban de otros registros y que necesitaban otro trámite en la aplicación informática, todo a la vista de la peña. Pasó demasiado tiempo hasta que Pedro Plans, supongo que porque era muy cantoso, se dignó a dar orden de que alguien ayudara, después de haber desoído mis peticiones de !auxilio que la cola llega a la estación de tren y que me comen los papeles! Echaba el solomillo y el resto mientras trabajaba y cuando llegaba a casa me derrumbaba en la cama y ya no me podía levantar, me dolían hasta el pelo y las uñas. Así un día tras otro. El medico me preguntaba si me estaba ocurriendo algo en el trabajo y fui incapaz de decirle la verdad ni de pedir la baja; me dio un jamacuco en el metro del que pensé no salía con vida, me quedaron algunas secuelas pero seguí sin pedir la baja. Otra cosa fue el tema del trato que ya fue malo desde el principio: señoras en plan escupitajo a razón de diez o doce al día, Antolina Tena en plan “eres idiota” diciendo la idiotez de turno, un compañero de sección, del que solo recuerdo que era de Hoyo de Manzanares y le olía la boca como si tuviera una rata muerta en la boca del estómago, arrimando cebolleta, Inmaculada Cerro con el “mírala parece una loca”, alguna compañera con aspecto anoréxico con el “vete al psiquiatra”, etc. Como mucha de la gente que venía a registrar no trabajaban allí y no estaban en área de influencia del foco maledicente recibía de ellos normalidad y eso ayuda mucho, una de la practicas de los maltratadores es aislar a la víctima y allí fue imposible, en el momento que no estás aislado ves con objetividad y relativizas. En lo que a normalidad se refiere quizá no podía estar a la altura, el maltrato te cambia el carácter y te baja mucho el rendimiento, pero hacía lo que podía. No sólo me acosaron a mí, el que arrimaba cebolla se lo hacía a otra interina, el Pedro Plans (el subdirector) que me propuso subir a su despacho los viernes a última hora para repasar juntos un libro de registro que no tenía nada que ver con él, también se interesó por esta compañera cuando la vio por un pasillo “¿y esa niña quien es?” je, je! macho, tu nieta, colega, tu nieta, que era de treinta y parecía de veinte, es que tienes que preguntar: “¿y esa niña qué parece?, no “esa niña quien es?”, !qué no te sabes las preguntas!. Y la niña en cuestión lo contó en el registro espantada, al poco se dio la baja y al traer el parte para registrarlo apostilló “que se jodan”, refiriéndose al Servicio de Gestión Corporativa al que pertenecíamos y donde se ve no le daban buena vida (al que yo llamaba Coorporativa) y estuvo de baja hasta que dieron el alta a la funcionaria a la que sustituía. Entiendo el espanto de esta compañera por el interés suscitado en el Subdirector, a mí al proponerme lo de los viernes di un respingo en el asiento, reboté para atrás y él al ver mi reacción dijo nervioso “bueno, ejem, la que estaba antes que tú también lo hacía”, ya! Recuerdo a una nueva, una rubia eslava espanpanante que llegó al Servicio Operativo de Antolina Tena, la sentaron y no le daban ni trabajo ni los buenos días, bien basureada y bajaba al registro y decía: “es que me discriminan porque soy extranjera”, claro, era rumana, igual era eso. Estaría Pedro Plan esperando a que subiera a contarle lo mal que se lo hacían pasar como hice yo, tonta que fui, y él quizá le propuso que subiera lo viernes a última hora que estaba libre a leer juntos la Biblia no sé, o a rezar un Oremus. Y en mi Servicio había otra interina, auxiliar administrativo, que entró a la vez, muy guapa, que también las compañeras intentaban noquear por la puta envidia, sencillamente, pero esa sí, se fue como secretaria para la dirección-subdirección y le subieron el sueldo 200 euros, que me enseñó la nómina, cada uno con su cuerpo hace lo que quiere. Ángeles Cid Bueno,de la que tengo mal recuerdo porque se metía mucho conmigo, residente en Tres Cantos, como el Subidrector.
Y hablando de Tres Cantos, el mundo es un pañuelo. A los nueve meses de incorporarme hice crac y me dieron la baja. No sé que episodio fue el desencadenante, solo sé que pasaba miedo, siempre alerta sin saber quien te iba a aparecer por la ventanilla a tratarte como a una subnormal o a una tarada; a veces las movidas eran más desagradables en plan chillo. Adelgacé ocho kilos en mes y medio. Una compañera de piso cuando le conté que Inmaculada Cerro me había increpado por haber faltado en tiempo lo mismo que faltaban el resto de mis compañeros para ir al médico y lo que me dijo, me advirtió “empieza a movilizarte porque lo que están haciendo contigo es cargarse a un trabajador” y es que prácticamente me amenazó con un expediente. Como decía a los nueve meses llegué al médico de cabecera y me vio en tal estado que me envió enseguida al psiquiatra, Rafael Monleón Cervera el que me tocaba. Casi no me preguntó nada, vio mi estado, la delgadez, le dije que tenía problemas en el trabajo y que dormía y comía de esas maneras, solo me dijo “es que en los trabajos hay gente que se porta muy mal con los compañeros”, me dio la baja y me preguntó dónde trabajaba en la Comunidad de Madrid y le dije Direccion General de Protección Ciudadana. Perfecto. Al mes el mismo médico-psiquiatra que había puesto en el parte de baja: “estado subdepresivo reactivo a situación de estrés laboral mantenido mas de seis meses, crisis de ansiedad, angustia, pérdida de peso importante, agotamiento e insomnio. Sería conveniente baja hasta que se evidencia la efectividad de tratamiento”, me preguntó qué tal, le dije que más o menos igual. que dormía mucho y seguía comiendo mal, no había recuperado nada de peso, e hizo algo que me dejó sin palabras, dijo “no duermas tanto que vas a parecer la bella durmiente” mirándome muy fijo y bajando la voz, me quedé cortada y no le respondí nada, no entendía el comentario por el tono y la voz y por su mirada un tanto cerda, no respondí y el parecía que estaba esperando algo, solo me miraba muy fijo, y ya con el semblante cambiando a la rabia soltó “te voy a dar el alta porque quizá tú has hecho algo para volverte a tus compañeros en contra” , no daba crédito, empecé a llorar, no me había dado tiempo a recuperarme casi nada y me mandó a un matadero. Volví un par de veces a revisión y recuerdo la miraba aquel médico, la última vez le dije que no entendía por qué me había dado el alta y se encogió de hombros con desdén, no quise volver, le pedí al médico de cabecera que por favor me controlara él la medicación .Hace no mucho me enteré por casualidad de que este psiquiatra vive en Tres Cantos enfrente de Pedro Plans y pensé que se conocen y que la pregunta de ¿en qué centro trabajas?, cuando ya le había dicho que trabajaba en la CA de Madrid, lo que era suficiente, era de todo menos inocente. Este psquiatra vuelve a aparecer en la baja del siguiente puesto de trabajo como interina, como en una pesadilla.
Medicar a alguien que sufre mobbing es como medicar a una mujer a la que maltrata su marido, o sea, “señora tómese tres orfidales, tres lexatines y un antidepresivo y marche para su casa a que su marido le de de ostias” y claro, la medicación no vale para nada si te siguen maltratando, así que poco a poco la fui dejando. menos la pastilla para dormir. Después de la baja la gente del trabajo estaba más suave pero luego se vuelve a lo mismo. En el año y pico restante hasta que me cesaron, pues qué voy a contar, lo de siempre, de la gente de la Dirección aunque no de toda, te podías esperar cualquier cosa o más bien la misma cosa: eres la tonta, la tonta, la tonta,la loca. Cuando alguien se incorporaba nuevo y asomaba por registro, la primera vez tenía una conversación normal y pensaba, “a ver lo que tarde este o esta en aparecer cambiado por la ventanilla” y no fallaba al poco ya venían contagiados en plan burlón o no me quiero relacionar contigo.
Me llamaron a una reunión sorpresa, algo también muy frecuente en el mobbing, tres jefes, Pedro Plans, Inmaculada Cerro y Susana Pan, la jefa de sección, una señora que en principio me trataba normal pero el típico caso de ser al que contagiaron el odio sus compañeras de coorporación. No recuerdo bien lo que me dijeron ni por qué me llamaron, cuando se superan ciertos niveles de estrés y miedo los recuerdos se fijan muy mal, supongo que alguien se metió conmigo y quizá me defendí y por eso la reunión, sé que el tono era inculpatorio y condenatorio, Sí que recuerdo por absurdo el comentario “es que hablas del registro como si fuera tuyo porque empleas la palabra “mi” y eso denota que eres una persona que no está bien, joer!, Dios mío!, decía “mi” refiriéndome al puesto de trabajo se entiende, !mi registro! !cómo iba a decir tal cosa si no me gustaba estar allí y además no era el puesto que me correspondía, que me lo dejé emplumar porque las compañeras arriba en el Servicio eran de las que arrancaban la piel y prefería estar abajo,! en fin, toda la reunión en sí me dio la sensación de estar tratando con la Gestapo y las SS, gente llena de odio.
Antes de que me cesaran más o menos sabía que iba a pasar. Hubo un cambio de director y el nuevo, José Antonio Pérez Sánchez, me dedicaba unas miradas de asco y odio como si me quisiera partir la cabeza, me lo encontré poco pero sólo con la mirada me acojonaba. Al poco de empezar en la dirección este señor se produjo el cese Unas semanas antes oí enfrente de la ventanilla a dos bomberos:
-“qué te parece esto?,
-el qué?,
-lo del registro,
-no sé, porqué lo dices?,
-Quieren deshacerse de ella y no saben como, la tía a mí un día le pedí una fotocopia y no me la quiso hacer, tú te crees?
Je, en el registro no había fotocopiadora, había una en la segunda planta que la podía usar cualquiera, es más el decreto que regulaba entonces los Registros especificaba que no habría fotocopiadoras en ellos y que las copias las debían aportar los interesados. Y el tío con rencor porque no subí dos pisos a hacer una copia, así eran algunos, resentidos y machistas a más no poder.
En los últimos tiempos todos los días, digo todos, bajaban dos bomberos, uno se había incorporado no hacía mucho, se apellidaba Lunar de Dios, y se metían por sistema conmigo, el tal Lunar llevaba la voz cantante y el otro le hacía los coros, venían a registrar chorradas, yo creo que los mandaba alguien de arriba, y tanto se metieron conmigo y tanto me tocaron las narices que un buen día cogí una carta que traía para registrar y la hice pedazos delante de ellos ya negra y muy nerviosa. Se fueron a avisar arriba, no sé ni que hice con los restos de la carta porque el sujeto en cuestión me agarró por la pechera, últimamente como bien yo sospechaba y me contó el de Seguridad me registraban los cajones en cuanto me marchaba, buscaban cosas mal hechas para meterme en follones o no sé, algo buscaban, era persecución pura y dura. Bajó Susana Pan y “dónde está la carta, dónde”, y yo “no sé, me he puesto nerviosa y no sé que he hecho con ella, igual me la he comido”. Me hizo meter mano en las papeleras de los servicios y revolver, “revuelve bien”, eran unas papeleras enormes y me hizo rebuscar entre la basura de los baños mientras se regocijaba. Qué le aproveche el mal qué hizo, se quedó descansada. Una de mi Servicio estaba delante y contempló la escena espantada y perpleja.
Como dos meses antes del cese se incorporó una laboral temporal nueva al Servicio, venía a sustituirme en el café y pensé que era mi sustitución permanente para el futuro. Esta señora fue la única de las cinco temporales que pasamos por Gestión Corporativa que toleraron y no putearon de alguna manera las compañeras, debía de ser porque la menopausia ya había transfigurado su cuerpo, si no no se explica. Porque en ese Centro, como en la mayoría o eras mayor o fea o si tenías algo aprovechable para ser respetada te tenía que proteger algún jefe, había unos cuantos Jefes de Servicio de los que revisaban el percal al llegar para ver si les tocaba algo. Cuando llegué un Jefe de Servicio pidió al Subdirector que fuera su secretaria y le dijeron que no, el señor durante casi dos años bajó todos los días al registro hasta mandó a una Técnico de su Serivio a hacer de celestina, en fin, un cuadro. Por lo menos aquel no insultaba.
El día del cese bajó el Administrativo del Servicio al que pertenecía, Fernando, un chico que nunca se había metido conmigo, “sube a Dirección que te llama Pedro Plans, yo me quedo sustituyéndote”, vale, subí toda nerviosa, estaba el susodicho con un acompañante que no conocía y que no dejó de reírse entre dientes hasta que me fui. Pedro Plans dijo con asco: “cesas con fecha tal, toma la resolución y firmalá, es para dentro de una semana pero te vas ahora porque te hemos calculado las vacaciones, coge tus cosas, lárgate y cuando bajes no se te ocurra tocar la aplicación informática”, cuando bajé al registro se lo conté al Administrativo, le dije “en este sitio para encajar es que hay que tirarse a alguien” y el tío entusiasmado asentía con la cabeza y ante este gesto le dije “pues yo no voy a cambiar” y contestó muy sabiamente “pues la llevas clara” y así fue. Le pregunté
si yo tenía algo malo para merecer lo que me pasaba y dijo,
“eres rara”
rara como?
Pues rara, no sé, rara
pero rara por que?
Porque no tomas café con tus compañeras.
Bueno, pensé y pienso, que este chico sabía perfectamente que dejé de tomar café con ellas porque se metían conmigo. A otra gente no le parecía nada rara. Venían todos los días de un despacho de abogados a traer recursos de multas para registrar y entre los compañeros pusieron pasta para comprarme una caja de bombones de las grandes y una bufanda, cachemire auténtico, me trababan a diario y me decían que era encantadora, nunca se metieron conmigo porque no eran ni enfermos ni les habían puesto la cabeza como un tambor hablándoles mal de mí. Tan rara no seré.
Cómo cesan a alguien por el morro? Pues segón consta en la resolución: había terminado la encomienda de gestión hecha a la Dirección General de Protección Ciudadana de la Dirección General de Seguridad y por tanto habían cesado las causas urgentes e inaplazables de la contratación interina respecto al Registro. Increíble. Quedó en ese puesto la señora laboral temporal antes mencionada que se incorporó un poco antes de mi cese. Es un misterio a qué NPT corresponde ese registro, se lo intentaron emplumar a dos interinas que llegaron un mes antes que yo, una se dio una baja oportuna y la otra alegó que le daba alergia el polvo.
Fui con este escrito a un sindicato no sé si UGT o CCOO, y el de Servicios Jurídicos, cuyo nombre no recuerdo, solo sé que tenía muchísima pluma me tomó por el pito del sereno y como si fuera imbécil, con un recochineo indecente. Ya había intentado recurrir a los sindicatos mientras se producía la jodienda pero ná, fue perder el tiempo, el mobbing lo sabía todo quisqui, sindicalistas incluidos y se la sudaba.
• 18/03/2017 17:57:00.
• Mensajes: 682
• Desde: Coruña (A).
• Registrado: julio 2012.
Hola luzytaquigrafos. Todo mi respeto para ti y para tu situación, y mi solidaridad con todo lo que llevas pasado. En buena parte y salvando las distancias, que soy hombre y con pinta bastante mordiente, te comprendo perfectamente. También he vivido mi buena parte de acoso constante, por otros motivos menos humillantes y en otros entornos menos organizados, pero sé bien lo que es mirar atrás constantemente, defenderse una y otra vez y quejarse mucho, acabar reventado de cuerpo y de mente y nunca poder estar del todo en calma, sumado a todo el periplo médico que tocó de cuando en cuando cómo no. Aprovecho para aplaudir tu valentía y tu escrito, y para darte la bienvenida al foro.
Por si te sirve de algo, te digo que algunos nos hemos vuelto extremadamente duros y difíciles d vencer. No compensa lo pasado, pero ayuda a manejar el futuro. Y más si tienes a alguien cerca que te aporte ese montoncitó de tolerancia, respeto y humanidad que otros te niegan.
Y por cierto, convendría que editases los nombres que señalas, más que para que te borren el hilo para evitar posibles consecuencias legales de semejantes elementos.
Un saludo y un abrazo.
Tremendo tu relato. Siento muchísimo lo que has pasado, recupérate y piensa que has caído en un nido de víboras, pero no todos los trabajos son así. En algunos trabajos hay mucho psicopata y en la administración hay mucho mobbing, o eso dicen. Conste que soy medio psicóloga por estudios, no hablo por hablar. Encontrarás tu sitio en otra parte. Lo superarás, y habrás ganado algo: lo que no te ha matado te ha hecho más fuerte. Animo y pasa página, te deseo mucha suerte.
• 23/03/2017 19:50:00.
• Mensajes: 2
• Registrado: marzo 2017.
::: --> Editado el dia : 23/03/2017 19:51:41
::: --> Motivo :
Gracias a todos. Como he puesto en el hilo ese fue el primer sitio en la Comunidad de Madrid donde me ocurrió en el 2006 pero después ha sido el suma y sigue. El diagnóstico de estrés postraumático del 2012 fue por cinco trabajos en los que en mayor o menor medida ocurrió lo mismo, después de ese año he pasado por cuatro más y lo mismo, como me explicó la psicóloga tengo un perfil mental que reúne todos los requisitos, aparte de que aunque ahora tengo el arroz pasao tenía la desgracia de gustarle a los señores y a alguna que otra señora.
Cualquiera en mi lugar se habría salido de estos trabajos y tirado la toalla pero no tengo mucha opción a hacer otra cosa y sin estabilidad no se puede progresar.
Estoy en una lista de interinos por eso tanto cambio, cada vez que llego a un trabajo pienso que voy a cronometrar el tiempo que pasa desde que entro hasta que oigo el primer comentario despectivo que no suele ser mucho o voy rezando para que no me pongan a vaciar papeleras o sentada sin hacer nada.
Ese es el primer mensaje, tengo ocho lugares más de jodienda para contar, los nombres que pongo bajo mi responsabilidad de todas formas no creo que a nadie le apetezca que en vez al grabar le de al play de mi grabadora, algo que no es ilegal, y aparezca su voz amenazándome o insultándome. Tengo claro que el día menos pensado después de tantos años así voy a sufrir un ataque de algo, ya me vi una vez al borde de una especie de fallo multiorgánico. No quiero hablar de las secuelas físicas que tengo porque me da vergüenza pero ya son lo suficientemente lamentables como para que no me importe lo que me puedan hacer. Aunque francamente muchos de los que se han metido conmigo campan tanto por sus respetos y son tan pagados de sí mismos que se la suda lo que digan de ellos.
• 24/03/2017 1:57:00.
• Mensajes: 682
• Desde: Coruña (A).
• Registrado: julio 2012.
::: --> Editado el dia : 24/03/2017 1:57:24
::: --> Motivo :
Tanto los que escribimos como muchos de los que leen te enviamos ánimo. Espero que tu situación mejore o que por lo menos no se te repitan semejantes degradaciones, que no tendrías que haber padecido, no al menos si viviésemos en una sociedad mínimamente decente y vacía de elementos de semejante calaña. Parece que hasta cierto punto te has resignado, pero igual que no hay verguenza en sobrevivir tampoco la hay en tener esperanzas, llegará un día en el que el sol sea grande y gordo y brille bien alto, estoy convencido.
Y puedes desahogarte de lo que quieras, faltaría más, que para eso tenemos el foro, no solo para hacer preguntas y enviar respuestas, también está para soltar o sobrellevar esas cargas más o menos propias de nuestro mundillo. Puedes desahogarte, contar lo que necesites, muchos te escucharemos.
Un saludo.
• 29/05/2017 21:15:00.
• Mensajes: 1
• Registrado: mayo 2017.
::: --> Editado el dia : 29/05/2017 21:23:38
::: --> Motivo :
::: -- Editado el dia : 29/05/2017 21:21:27
::: -- Motivo :
Gracias Blas, lo has entendido.
Estoy harta, mucho más que harta y me encuentro como me encuentro. Voy a degüello.
Y ahora el segundo sitio donde cai. Por favor a quien no le parezca que este sea el sitio para hablar de estas cosas tiene la opción de no leer. Tampoco los trabajos son el sitio para insultar, maltratar, acosar, burlarse, abusar del poder, desprestigiar y demás. A los sindicatos y los médicos, por lo general el tema se la suda o les viene grande. Todas estas mierdas que se hacen aprovechando la insolidaridad ajena prosperan el el silencio cómplice. Y a servidora no le ha llamado Dios por el camino del cállate precisamente, deben de ser los genes. a mí que me registren.
Segunda parada. Intervienen entre otros Leocadio Canelo Vivas, un Jefe de Negociado de cuyo nombre no quiero acordarme, Guadalupe González de la Cámara, Leticia no se qué de Milicua, y el incomparable Jesús Alejandro Vidart Anchía. Cuando apenas había tenido tiempo de encajar el mobbing de la DG de Protección Ciudadana y olvidar el careto de mi apreciado Pedro Plans Portabella, señor listo donde los haya que lo mismo te sube unas cajas del sótano que te cambia de sitio la bombona de butano, !será por inteligencia! (me llamaba idiota por pasiva, o sea, “mírala, la inteligente”, le decía un día a un funcionaria con la que se iba a tomar café, mientras nos cruzamos, je, pues no sé pero debo de estar unos 60 ó 70 puntos en las escala que mide la inteligencia por encima de este señor), como decía sin tiempo a reponerme voy y caigo en la Subdirección de Control de Autorizaciones y.....................no me acuerdo, se llevaban los expedientes de Servicios Sociales y Centros privados similares, tenía un nombre largísimo, en calle Alcalá, Consejería de Familia, otros dos añetes puteada pero está vez más aislada.. mejor para los acosadores, menos testigos, aunque da igual te lo pueden hacer hasta echando bando que ni Dios mueve un dedo por mucho que reces. El día que me incorporo entro, me presento al Jefe de Sección, Leocadio Canelo Vivas, señor vetusto, en edad de jubilación, lo que no le impidió así ná mas llegar mirarme con recreación el cuerpo de arriba abajo deteniéndose donde le parecía, como si estuviera en pelota picada con los ojos bien salidos, hasta que me reboté y dí un respingo hacia atrás, entonces cambio de bis. Joer, con el señor mayor. La primera vez que se vio a solas conmigo me encajonó contra la fotocopiadora, ese día había venido vestido de traje, de esos trajes con pedorrera tan horteras, muy propio para su metro cincuenta y poco. Pero este no era el más acosador sexual, qué va, estaba el Jefe de Negociado, cuyo nombre no recuerdo, si que se me ha quedado grabado el ascazo que me daba el tío, al que estuve que estar soportando arrimes babeantes a razón de unas cuantas veces al día. O sea dos jefes salidorros, uno en plan Paco Martínez Soria y el otro, el Jefe de Negociado, más inclasificable, con un trastorno de los impulsos sexuales muy obvio, lo que va más allá del misógino salido sin empatía; físicamente tampoco lo puedo comparar con ningún personaje de opereta o de españolada del cine de los sesenta, aquellos machos man que atosigaban suecas, porque resulta que, y por favor que no se entere nadie !tenía culo y caderas de mujer!, algo que al decir de la técnico que tenía a la derecha, en medicina tiene nombre, y servidora no recuerda ningún fantoche televisivo ni cinematrográfico con culo y caderas de señora, ni siquiera Benni Hill. Al andar se le movía el culamen como a una negra zumbona, y daba pasito cortos, joer, que dentera, y cuando se me acercaba a veces estaba retemblando, Dios! así un día tras otro, mes tras mes. Encima era entre bobo y tonto, el bobitonto o el tontibobo, no sé.
Bueno pues ahora con las féminas. La única auxiliar que había Isabel Lopez Ballesteros no me quería explicar aunque recibió la orden, empezó pronto con los comentarios despectivos, daba otra imagen, como mucha de la gente que es así, sin empatía, puro fingimiento. Al resto, que eran técnicos también les caí de culo, un rollo de compararse todo el rato que hace del trato con las mujeres un infierno Tengo una grabación, que no la podría utilizar porque dejé la grabadora conectada y me fluí en la que se oye a cinco o seis señoras comentar una jugada o más bien putada: una de ellas acababa de contarle al Subdirector que me negaba a trabajar, que ni cogía los portafirmas, ni hacía nada en el ordenador a través del programa , el resto de las parroquianas le jaleaban y felicitaban por lo que había hecho y luego me despellejaban en plan lobas ; en fin lo que había la realidad es que volví de vacaciones, los Jefes de Sección y de Negociado estaban de vacaciones, ella había quedado al mando y no me pasaba los portafirmas y en el ordenador no podía trabajar porque la ruta, la dirección informática se había perdido e ICM tuvo que crear otra, me lo ocultaron haciéndome creer que nadie podía acceder al programa, hasta que no sé como, creo que porque me olí algo raro hablé con ICM y me dijeron la verdad y solucionaron el problema; hasta esos extremos llegaban. Otra vez se pusieron de acuerdo para firmar como testigos de que incumplía órdenes, un infierno de verdad., un jefe hasta llegó a darme una orden por escrito en la que venía a decir algo así como que tenía que hacer todo lo que dijeran mis superiores y servidora como una estúpida la dejó en el cajón bajo llave y al volver tras unos días de moscosos me la habían birlado del cajón, yo creo que Leocadio Canelo se dio cuenta que la orden era denunciable completamente y forzaron el cajón. Antes de estas últimas putadas, a los tres meses de empezar ya me encontraba tan mal que tuve que ir otra vez al psiquiatra, otra vez medicación hasta la bandera, y de baja nada, le dije que no entendía porqué tenía que ir drogada a un trabajo por tener entre otras cosas que sufrir a un Jefe de Negociado todo el día detrás con una compulsión sexual, que igual el enfermo mental era él y no yo, solo conté esto porque es que los médicos ni preguntan que te están haciendo, medican para la ansiedad y la depresión y siguiente, le palteé también al psiquiatra si a las mujeres víctimas de violencia de género las medicaban y las mandaban para su casa a que las siguieran hostiando su pareja y el tío va y responde de mala uva “sí pero las mujeres maltratadas denuncian”, en fin las mujeres maltratadas muchas no denuncian porque entre las que están con el Síndorme de Estocolmo y las que tienen miedo..., ly si denuncian tienen pruebas físicas que demuestran, vecinos que oyen, y además pueden denunciar en el momento, sin embargo en la Administración tienen que pasar seis meses de tortura diaria para se considerado acoso y no se puede demostrar tan fácilmente, no tienes marcas en el cuerpo y vuelvo a repetir que los pocos casos que llegan a los juzgados se pierden incluso con pruebas aplastantes, esto dicho por peritos que intervienen en juicios de este tipo. O sea que tuve que volver al trabajo con el problema que ya tenía más el que creó el psiquiatra. A la semana, no podía más y fui al de cabecera, hecha polvo, le dije solo lo que me hacían los jefes de negociado y de sección, lo del acoso sexual y la posición del psiquiatra y me dijo literal “tú no tienes un problema adaptativo, lo que pasa es que te están haciendo la puñeta” y me dio la baja. Durante la baja, llegué a encontrarme tan mal que un día en mi habitación sobre la cama de repente para mi horror me pasó el suicidio por la cabeza pero como si mi mente se llenara de negrura, una cosa es pensarlo, esto era distinto e inmediatamente después me sentí tan mal físicamente que creí que me iba a morir por un fallo multiorgánico, no sé ni explicarlo bien, si no se siente no se entiende. Todas las semanas iba acojonada a por el parte de confirmación, el médico siempre tenía un trato cordial, normal, pero a los tres meses llegué un día a su consulta y me lo encontré cambiado, mal semblante, voz distinta, algo pasaba, lo noté enseguida, y , dijo “si te fue mal con aquel psiquiatra puedes probar con otro y me mencionó a Rafael Monléon Cervera, aquel por el que pasé en el trabajo anterior, mencionado más arriba, señor que no tiene nada que envidiar a mis jefes y que en las tres consultas que me pasó competía en malas prácticas con ellos; está puesto en lo referente a la Direccion General de Protección Ciudadana, no me quiero repetir, el caso es que cuando oí su nombre me quise morir y entendí el cambio de actitud del médico de cabecera, no le quise contar lo que me pasó en la consulta de Monleón Cervera, me callé, le dije simplemente que no quería ir a ningún psiquiatra y me dio el alta.
Cuando me reincorporé, para mi pasmo, la peña estaba suave y hasta amable, cero maltrato y estaba estupefacta, no entendía el porqué hasta que supe que habían mandado a un inspector para supervisar la actividad de nuestro Subidrector General porque habían detectado irregularidades, incógnita despejada: el buen trato duró una semana de calendario, el tiempo que tardó en desaparecer el inspector, lo que me dejó claro por si tenía alguna duda que aquella peña maltratante era plenamente consciente de que obraban mal y que eran los personajes asquerosamente fríos que parecían.
La concentración la tenía perdida porque o venía arremetiendo el Jefe de Negociado o alguien soltaba alguna barbarie por la boca, (que si era una ignorante, que si daba asco, que si los de mi pueblo parecen medio drogadictos y medio tontos, que si estaba escuálida, que si era tonta, que si al enemigo ni agua...), en fin servidora no les hacía nada, me defendía malamente y tenía ataques de ira a veces, algo común en la gente víctima de acoso. Ya he contado que además de los comentarios, cambiaban los expedientes de sitio, creo que era el Jefe de Negociado y el de Sección y la otra auxiliar me daban mal la información. Como al año y pico hubo cambio de Subdirector, llegó Jesus Alejandro Vidart Anchía y se trajo a una amiga-compañera Guadalupe González de la Cámara para la que se creó una Jefatura de Area, los dos venían del Instituto del Menor. Creo que alguien los pondría al corriente de lo que pasaba conmigo, Guadalupe a los pocos días me dijo a pesar de que no le conté nada, que llevaba razón en lo que me estaban haciendo pero que me fallaban las formas, ya he dicho que a veces explotaba cabreada, normal, sobre todo lo del acoso sexual me sacaba de quicio, todos los puñeteros días. El Jefe de Negociado que me acosaba sexualmente todos los días le empezó a hacer lo mismo a ella, alucinante, era su superior, Jefa de Área, me lo contó una de las técnicos mayores, “cuando vayas al servicio y sepas que está dentro de su despacho fíjate en lo que le hace, je, lo mismito que a servidora, el despacho de la jefa de área estaba enfrente del baño y las paredes frontales eran cristales, se veía todo, en fin si eso no es estar enfermo! La jefa de área estaba en la misma posición que yo ladeándose, pienso en estos años desde el 2010 que me fui a cuantas habrá hecho lo mismo.
No recuerdo muy bien la secuencia de los acontecimientos, lo vivía todo con mucho estrés y miedo, sé que cuando la otra auxiliar se cogió las vacaciones el segundo año yo me encargué del trabajo de las dos, llegó una nuevo compañero y delante de él no se atrevían a maltratarme, así que estuve una semana haciendo el trabajo a la perfección, no solo el mío sino también el de mi compañera, pensé entonces que en la SGT se darían cuenta que mis meteduras de pata se debían a algo relacionado con el trato; me duró poco el subidón Leocadio Canelo llamó a mi compañera auxiliar, se había cogido dos semanas de vacaciones, le contó que estaba haciendo el trabajo de las dos y que lo hacía bien y volvió una semana antes de lo previsto, tuvieron esa conversación por teléfono y la oí, aunque Leocadio bajaba la voz, esa oficina tenía forma de U y se oían igual los sonidos lejanos que los cercanos por lo menos desde donde estaba yo; cuando volvió la compañera el que se había incorporado nuevo se cogió las vacaciones pendientes de su anterior destino y volvieron otra vez al maltrato y se acabó lo bueno. Lo siguiente fue que la Jefa de Area, Guadalupe, me cogió a solas, al loro, yo ya me había percatado de que al nuevo subdirector le agradaba y que era un señor acostumbrado a tenerlas a sus pies, volvió locas a toas, no estaba acostumbrado al no, pues bien Guadalupe me informó que el Subdirector había decidido cambiarme de Sección, a Inspección, casualmente donde estaba físicamente su despacho, luego abrió un plano, era el plano la nueva ubicación de la Subdirección que iba a pasar de la Calle Alcalá a Alfonso XII y así con el plano abierto me dijo: “hemos pensado que dentro de la sección de inspección podrías ocupar esta mesa” y señalándo en el plano añadió “ves estarías al lado de la Secretaria del Subdirector y ella te podría enseñar mucho”, y efectivamente señalaba una mesa que estaba al lado del despacho del subdirector, lo entendí a la perfección y por eso precisamente me quedé en silencio, ella volvió a repetirlo y entonces le conteste: Guadalupe si voy a ser la auxiliar de los técnicos que tramitan los expedientes sancionadores como me habéis dicho, no sé que pinto sentándome con la secretaria y aprendiendo su trabajo y contrariada y nerviosa contestó algo que se me ha quedado grabado “yo soy una señora casada” y luego dijo “claro, claro, es cierto”. Joer con la señora casada, hacía un par de meses me estaba diciendo llevas razón te están acosando y ahora me venía ella rollo Celestina. Pensé en qué me iba a pasar por negarme y pensé también en las palabras de un técnico que me dijo unos días antes “me parece que te quieren ascender”. Antes de ir a Alfonso XII se produjo mi cambio de sección y me trasladaron al edificio donde estaba la subdirección en otra calle, al lado de Alcalá, el primer día ya tenía a unos cuantos pelmas dando la brasa, tres o cuatro, y el Subdirector esperando su cacho. No entendía bien porqué estaban todas locas por él, la verdad, es que hubo algunas que venían maquilladas, con el vestidito del domingo y al cabo de un tiempo en alguna se apreciaba hasta cambios musculares debidos al ejercicio físico, alucinante. A mí después de la movida de ser su segunda secretaria me pareció uno más del montorrontón de acosadores que hay en la admón. y cuando más tarde me dejaron en una mesa a no hacer nada, al principio me encargaron un trabajo en el programa informático que los técnicos que sancionaban no habían hecho, lo terminé en una par de semanas, me enseñaron alguna chorrada, me intentaban hacer creer que en el futuro iba a hacer tal o cual trabajo, pero todo humo, estaba claro, el señor Subdirector estaba esperando su porción a cambio de darme trabajo; el trato era un tanto asqueroso, hubo una reunión sorpresa con tres jefes, él, la Leticia de Milicua y otra, algo común y habitual también en el mobbing, se dedicaron a torearme pero en plan el bombero torero, surrealista todo, me adjudicaron un trabajo infumable, obviamente como castigo, lo solicité por escrito y no les quedó más remedio que echarse a atrás, de todas formas no me daban trabajo y yo después de dos años de acoso entre una sección y la otra, decidí renunciar a la plaza, no podía más.. Esto fue a principios de 2010. En el 2008 me había presentado a las oposiciones del grupo C1 y aprobé dos exámenes, no sé como, estaba tan perjudicada por el mobbing que como leer no se olvida por mucho que te estén jodiendo, me grababa los temas y cuando iba en el metro o estaba en casa, me ponía los auriculares, “algo se me quedará”, pensaba, no podía estudiar, no me concentraba, fui a la academia adams, allí por lo menos estaba con compañeros que no se metían conmigo y algo se me quedaba también de las explicaciones de los profesores, el caso es que me quedé en buen puesto en las listas, los programas informáticos los conocía, pero cuando estoy estresada mis pulsaciones bajan a al mitad, y no pasé el tercer examen. Así que renuncié a la plaza ya con la lista C1 activa, tardaron un año en llamarme en el que tiré de libreta de ahorro, pero sinceramente no podía más. Aquel ambiente, todo lo que llevaba pasado, aquel señor subdirector que cuando oía reírse a alguien salía del despacho mosqueado, que cuando le pasaban los portafirmas se dejaba cosas de firmar y que como dijo una de las técnicos “si está así”, y al decir “así” hizo un gesto agitando las manos y los brazos “con treinta y poco a mis cuarenta y tantos no llega”, o sea que no era a mí a la única persona a la que su nerviosismo, despistes, desconfianzas y demás daba que pensar. Otra jefa de área que le hacía de brazo armado, una tal Leticia Milicua o algo así, personaje absurdo por dentro y por fuera, con un servilismo que daba vergüenza ajena, decía “el subdirector está haciendo su equipo” y en este proceso expurgó a dos técnicos mayores y a Leocadio Canelo y a servidora por supuesto, a fuerza de tenerme sin hacer nada por no querer hacerle de “secretaria”, o sea de puta, con todos mis respetos a las que hacen de putas para jefes sobre las que en principio no tengo juicio pero que suelen ser las más virulentas con las que no hacen lo mismo que ellas.. Por lo menos esta gente no me trataba como si fuera idiota, por decir algo bueno, me refiero al Jesús Vidart y Guadalupe de la Cámara, sabían perfectamente que puedo hacer bien mi trabajo, que era una cuestión de trato. Y la segunda, por lo menos organizó el área y la sección de autorizaciones que con Leocadio Canelo, funcionaba estilo leonera. Ah! Otro detalle, una tecnico que entró como a la mitad del
viacrucis, un poco más, me pasó el teléfono de un abogado “está muy sensibilizado con el tema del acoso sexual”, es que la chica la sentaron a mi lado y veía todos los putos días al Jefe de Negociado echándose encima, era como un esputo que tenía que sortear cada cuarto de hora, y esta misma chica me dijo a la semana de entrar “en el poco tiempo que llevo aquí, me han puesto la cabeza como un bombo a fuerza de hablarme mal de tí”, campañas de desprestigio.
Me podría haber adaptado siendo la secretaria de monsieur le subdirecteur, pero es que.............. soy de una raro. Por cierto que se cuide este señor que cada día está mas flaco.
• 01/06/2017 13:58:00.
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Lamento mucho todo eso, es terrible e injustificable. Mucho ánimo.
Un saludo.
• 28/07/2017 21:35:00.
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En la Administración hay más cabrones/as por metro cuadrado que en ningún otro sitio.
• 29/07/2017 13:20:00.
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¡Mucho ánimo!
Mi consejo: denuncia siempre, caiga quien caiga. Si es muy difícil demostrar esto del acoso laboral, para eso están los inspectores, los abogados, el Defensor del Pueblo y el sursum corda. No hay nada que más joda a un acosador que le pongan en evidencia.
En todos los sitios se cuecen habas: auxiliares que se creen Jefas supremas y que mangonean, compañeros que no te quieren explicar nada más allá de lo básico básico para que no les hagas sombras, gente que te mira raro si no quieres tomar café o salir a tomar cervezas después del trabajo, etc. De rarito a rarita: Si a alguien no le gusta que no sigas la corriente mayoritaria, pues que se joda.
En mi destino actual, como todos nos repetamos las particulares e idiosincrasias de cada uno, todos contentos. Yo casi nunca tomaré café con ellos, preferiré almorzar solo y tal, pero saben que seré el primero en reírme con algún cotilleo o que estaré siempre gustoso de colaborar en el trabajo en cualquier cuestión (sea mía o no). Lo básico es el respeto mutuo.
Pues eso, ¡ánimo y no dejes que te amarguen la vida!