enrobinao

• 02/02/2019 21:54:00.
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Para los nuevos y no tan nuevos

Efectivamente, dentro de poco tiempo seréis trabajadores con un contrato INDEFINIDO (no fijo, un matiz muy importante), y esta circunstancia trae consigo una serie de consecuencias, que siendo eventuales podrían pasar por más leves, o según las personas, inexistentes. Si tu puesto es de reparto estas palabras son para tí, aunque también podrían servir para el desempeño de cualquier otro puesto operativo-base en correos.

Por el lado POSITIVO:

Disfrutaréis de un trabajo relativamente estable, podréis hacer planes de futuro.

Recibiréis un salario a fin de més, pagas extras, vacaciones retribuidas, así como derecho a asuntos propios y un régimen de excedencias y permisos. Por otro lado, tendréis la seguridad jurídica de estar cubiertos por el paragüas de un convenio colectivo, cosa importante (ya que contiene derechos, obligaciones y régimen disciplinario, entre otros) aunque desconocida para la gran masa laboral, ya que muy pocos lo han leído.

Hay que reconocer que estas consideraciones constituyen un punto favorable, si lo comparamos con el descorazonador panorama laboral que asola nuestro país.

Ahora bién, por el lado NEGATIVO:

Ya no sóis eventuales, tenéis la RESPONSABILIDAD de llevar y sacar adelante un barrio TODOS LOS DÍAS. Ya sea una sección "buena" (con lo cuál no tendréis problema, o sí, depende), o "mala". Tendréis que responder de las reclamaciones (dá lo mismo que sea una sección tipo dron o agitanada, las explicaciones las tendrás que dar tú). Tú eres el Titular, y tú te tendrás que hacer cargo, cuando estés en la calle repartiendo, de todos aquellos que se te acerquen, o bién protestando por el servicio o por cualquier otra circunstancia (si no puedes repartir una calle porque tu sección es inmensa, ¿qué responder?). También es probable y muy posible que cuando regreses del reparto, tu "superior jerárquico" te pueda comentar algo relacionado, en un tono que dependerá en gran medida del elemento en cuestión.

No podréis pensar, "bueno, que más dá, si dentro de unos días me largo y que les den"...con todo lo que ello conlleva. Es decir: os puede tocar desde un jefecillo regular hasta un verdadero maníaco con tendencias persecutorias, y entre estas dos tipologías existe todo un universo de grises. Os habréis dado cuenta que no he puesto en primer lugar "buen jefecillo": ¿porqué?, PORQUE DENTRO DE LAS CIRCUNSTANCIAS DEL PROPIO TRABAJO E INCLUIDA EN LA DEFINICIÓN DE CORREOS, no hay cabida para este tipo de jefatura. Es lo que hay, y es lo que tendréis que sobrellevar de la mejor manera posible.

El mismo problema tendréis con los compañeros de trabajo, pero tenéis la ventaja de que a éstos los podéis mandar al carajo, u otro sitio que huela peor, ya que ellos no tienen potestad de incoar procedimientos sancionadores, aunque, no obstante, si podrían "comerle la oreja" al jefecillo en contra de vuestros intereses. También encontraréis buena gente, como en todos sitios.

Con unos y con otros, tendréis que nadar y guardar la ropa, como se suele decir, y marcar bién vuestras líneas rojas, para evitar faltas de respeto hacia vuestra persona y que, al fin y al cabo, no os traten como "el coño de la bernarda".

Tened especial cuidado con el tratamiento a todos los productos registrados, desde que pasan a vuestro poder hasta que dejan de estarlo después de la liquidación. Un ejemplo: si por alguna causa se os extravía un certificado, posiblemente lo único que ocurra es que tengáis que abonar la indemnización. Si pasa una segunda vez en un corto período de tiempo, lo menos que os podrá pasar es el pago de la indemnización, no sé si me explico.


"Lo que haga tu mano derecha que no lo sepa la izquierda": esta frase la entenderán los veteranos, tanto indefinidos como eventuales. Si es el caso que eres nuevo o tienes poca experiencia, ya la entenderás con el tiempo. También la conocen los jefecillos, ya que ellos antes fueron carteros. También está el dicho "es un secreto a voces", así como "las gallinas que entran por las que salen". Te serán de mucha ayuda.

Para finalizar, es posible que paséis por las "tres fases":

Ilusión: es la primera fase. Accedéis a un puesto de trabajo estable, que os ofrece un salario fijo, pagas extras y vacaciones. El aprendizaje es ameno, nuevos compañeros, ambiente de trabajo, barrio y puede que una ciudad nueva que explorar.

Decepción: aparece con el paso de los años. Llega con el día a día, mes a mes, año a año. La importancia "exagerada" que jefaturas, auditorías y demás parafernalia les dan a nimiedades, y mientras es muy posible que tú sigas en la misma sección desde hace años Sección que, casualidades de la vida, es la que te dieron tras superar la consolidación. Una sección inabarcable, que has tenido que lidiar con ella día tras día, y con las presiones añadidas provenientes de tu superior (cuidado con la carta de fecha, aunque tengas que caminar todo el barrio con el carro cargado para entregarla).

Además, y como no podría ser de otra forma, has tenido que colindar/recargar una parte de un barrio "vacío". ¿Qué mas dá que tu sección sea inhumana?. Debes de saber, oh amigo Neo, que las exigencias van a ser las mismas tanto para tí como para tu compañero de al lado, sin tener en cuenta las particularidades propias de cada sección. Me explico: tu compañero de al lado camina dos kilómetros y tú cinco. A el le entra una caja diaria de cartas y a tí tres. Al de al lado le entran 20 certificados y a tí 50 (los días que menos), etc. Conclusión: Si a ambos se os olvida una carta de fecha en el casillero o una notificación de segundo intento (por poner "sólo dos casos") los dos tendréis una "charla" del jefecillo. El razonamiento basado en la "presión" o el "estrés" que puedas acarrear, y que pesa sobre tu cabeza, hombros y piernas, fruto de una sección que es imposible abarcar al día, sencillamente no es válido.

Hasta que llega un día, te encuentras como siempre, te falta el aliento y todavía te restan tres cuartas partes del barrio por repartir y sólo una hora para acabar, pero todavía tienes que ir a toda leche al colinde/recargo... y entonces, como letreros iluminados, recuerdas frases extraídas del abrecartas (es la revista corporativa que correos te enviará), del tipo ""eres un ladrillo con el cuál se construyen grandes edificios" o bién "la rentabilidad, como base de la supervivencia de una organización, reside en un organigrama funcional en el que tú eres eslabón y pieza fundamental". Ahora estás a punto de entrar en la última fase.

Hastío: esta fase es la última, y no hay un período determinado donde pueda manifestarse. Puede que aparezca cuando hayan transcurrido 10, 15 o 20 años. Pero no hay duda, aparece. Sólo tienes que ver y observar a los carteros más veteranos para darte cuenta de esta verdad incuestionable. Es así. Después de un período de desilusión, durante el cual te has dado cuenta que, para ellos, sólo eres un burro de carga. Por un lado se te exigen una serie de objetivos, y si tu caso es el de la sección antes citada, te tocará la moral día a día. Por otro lado, la responsabilidad y el sobreesfuerzo diario te han provocado en el pasado episodios de estrés y ansiedad, por lo que ahora, tu defensa es el pasotismo, y tu escudo el relativismo, y en algunos casos la autocompasión.


Nota final: si eres consciente (importante), y caes en la cuenta que estás en la segunda fase, te puedes plantear buscar otro trabajo (tipo Mercadona u otros), o bién prepararte otra oposición, esta de verdad, por ejemplo al Estado, si factores como la edad, familia o responsabilidades te lo permiten. De esta forma, si tu plan funciona, podrás decir, dándote golpes en el pecho cual gorila: "Sí, yo trabajé de reparto en correos, y sobreviví. Y pasé por encima de correos, y no correos por encima de mí. Ahora que venga lo que sea.

Por último y para terminar, plasmo aquí una frase inscrita en las lápidas romanas, que bién podría valer tanto para un legionario romano como para un cartero:

"Serás lo que yo soy, fuí lo que tú eres".

FIN.