Rasspu

¿Qué pasa, güey?

• 09/08/2021 1:14:00.
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POR EL CULO...

Por el culo. Las arañas producen su tela a partir de la seda que sintetizan y secretan a través de unas glándulas en la parte posterior del abdomen, es decir, en su culo. Como en general no hubiera sido bien visto que un superhéroe tuviese que bajarse las mallas y apuntar con el ano a la cúspide de los rascacielos, Stan Lee optó por crear para Spiderman un artilugio para que este eyectara sus telas desde las muñecas. Eso se llama tener tacto y adaptarse a las “sensibilidades” del entorno. Condicionar la conducta humana, es algo que siempre se ha hecho. Bien mediante leyes que imponen castigos o conceden premios, bien mediante promesas. Ya sabéis, aquello del palo y la zanahoria. Resulta evidente, observando el proceder de este equipo de gobierno, que ni se adapta a las “sensibilidades” de su entorno funcionarial, ni cultiva hortalizas.

En la vida en general, y en la Administración en particular, recurrir a un “discurso” unilateral tiende a ser un recurso poco elegante y, a la larga, nada efectivo. Parece, no obstante, que los actuales diseñadores de la política de personal de la Junta se sienten cómodos en él (sin duda, conocedores de la aquiescencia y poca beligerancia de nuestro colectivo y, por supuesto, de nuestros sindicatos). Su diálogo-discurso se parece, cada vez más, al de la canción de Pocahontas:

“Funcionario: Oiga, ¿me podría decir si en el próximo concurso sacarán todos los puestos ocupados por art. 30?
Junta: ¿Has oído al lobo aullarle a la luna azul?
Funcionario: ¿A la azul?, pues, la verdad es que no. A la normal, sí, pero a la azul no. Pero, ya que le encuentro comunicativo, ¿me podría indicar cómo va el tema del concurso abierto y permanente?
Junta: ¿Has visto a un lince sonreír?
Funcionario: Vaya… Bueno, al último lince que vi sonreír fue a Chavez, ese sí que era un buen lince.
Junta: Deja de decir sandeces, ¿Has cantado con la voz de las montañas?
Funcionario: No, solo con la mía... Pero ahora que habla de montañas, se me ocurre que la Junta podría hacer una especie de Monte Rushmore. En los Ardales, por ejemplo. Para que al salir del Caminito del Rey todos pudieran contemplar los caretos de Chavez, Griñan, y Juanma.
Junta: Lo ves, así me gusta. Nos entusiasma que nuestra gente tenga iniciativa, que sean emprendedores. Se lo comunicaré a tu jefe de servicio para que te de las palmaditas preceptivas, y te diga aquello de la carga de trabajo, la productividad y la excelencia…”

En fin, hablando en serio, yo creo que resulta esencial para el personal de una Administración, que al fin y al cabo es quien conforma esa Administración, entender las directrices que rigen su futuro, y a ser posible, participar en ellas. ¿Por qué digo esto?, porque tras un tiempo prudencial, personalmente he ido viendo cercenadas todas y cada una de las esperanzas depositadas en que este gobierno mejorará las condiciones laborales de sus funcionarios. Cosa que hubiera resultado extraordinariamente fácil, tras décadas de maltrato y menosprecio socialista.
Sin embargo, lejos de enmendarse, se ha perpetuado el agravio a este colectivo. Un desprecio que ha tenido su colofón, tras 3 años de espera, en un famélico concurso de méritos. Pero que ya se venía fraguando con la eternización de la resolución de los procesos selectivos, con el apuntalamiento de la bolsa de enchufados del antiguo régimen, con la creación del novedoso sistema de interinidades digitales, con la saturación de la carga de trabajo en determinados departamentos, con la proliferación, como setas otoñales, de puestos virtuales en las r.p.t, con la nula motivación a desarrollar una carrera administrativa convertida en una entelequia, y con la consolidación de unos salarios muy por debajo del resto de CCAA.

No me entendáis mal, a uno le puede gustar el cocido y el batido de frambuesas, pero sentir náuseas ante la idea de mezclarlos. Con esto quiero decir que el hecho de criticar la política de personal de los dirigentes actuales, en absoluto supone una defensa de los pasados. De hecho, todo comenzó con ellos. De aquellos polvos estos barros (o como coño se diga).